En la última década han surgido diferentes movimientos que amplían la concepción del impacto social de la empresa, incluyendo dentro de sus planteamientos al medio ambiente y a las formas de vida y gestión de la sociedad. Así, apareció el concepto ‘ESG’ (medio ambiente, social y formas de gobierno), el cual necesita de herramientas de implementación, siendo una de ellas la educación financiera de calidad.

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Introducir objetivos cuantificables en materia de impacto social de la actividad productiva está ampliando el esquema de decisión de los empresarios, gestores o inversores en una compañía, de manera que la sociedad deja de ser una ‘variable exógena’ para convertirse en una ‘variable endógena’ que se combina con el resto de factores y restricciones (tecnológicas, organización del trabajo, productividad, estado de situación de los mercados, gobierno corporativo…).

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Sin embargo, existen múltiples casos de gestores, empresarios e iniciativas corporativas que contemplan el concepto ‘ESG’ como un elemento que se implementa ‘top-down’, más cerca de la concepción tradicional de la filantropía que de la generación de un modelo de negocio ex novo que incorpore como variables objetivo de su plan empresarial tanto el incremento de ventas, márgenes, mercados y beneficios como la consecución de un ‘beneficio social’ como puede ser reducir la exclusión financiera, formalización o reducción de la economía informal, colaboración en las políticas públicas, fomento de la investigación, desarrollo e innovación, potenciar la inclusión social o desarrollo territorial, entre otros.

The mix between ESG principles and financial education is very powerful to introduce a new economic model based on reducing financial exclusion, the reduction of informal economy, pushing up research & development…